El primer proyector de cine mudo

El primer proyector de cine mudo

El Teatro Español recuperó una joya cultural

El primer proyector cinematográfico que contó el Teatro Español de Azul -y seguramente también nuestra ciudad y la zona- marca Cinemá Pathe de procedencia francesa (circa 1905), volvió restaurado al Teatro Español luego de varias décadas de ausencia en la Sala Mayor de nuestro Coliseo.

Otra gran historia para nuestro querido Teatro.

La extraordinaria máquina proyectora de cine mudo, fue obsequiada hace muchos años al Sr. Adolfo Godoy que la mantuvo en su poder hasta su fallecimiento ocurrido a finales del año 2006.

El emblemático proyector estaba siendo requerido para su venta en los Estados Unidos de América y merced al testimonio de un vecino de nuestra ciudad, pudo ser identificada y recuperada definitivamente para el acervo cultural local.

En estas gestiones para la recuperación y restauración que realizaron miembros de la Comisión Directiva de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Azul, se destaca la labor de vecinos como el Ing. Hugo Piazza y el Sr. Julio Bustingorry quienes restauraron con gran esmero, esfuerzo y paciencia la maquinaria del proyector y del Sr. Ricardo Mauro quién se ocupó de la recuperación del mueble en que se apoya y de la obtención de maderas importadas para reponer algunas partes deterioradas. La Carpintería Pastore construyó la vitrina protectora para su exhibición.

En esta empresa tan cara a los sentimientos de nuestra comunidad debe reconocerse en primer lugar al artista azuleño recientemente fallecido Don Adolfo Godoy, quién la guardó y cuidó celosamente durante años y a los vecinos Juan Miguel Oyhanarte quién brindó un importante testimonio para su recuperación, Alfredo y Gustavo Godoy y Enrique Rodríguez que en distintas oportunidades y con distintas acciones ayudaron a hacer posible este verdadero sueño.

El profundo significado de este legendario artefacto.

Gran significación para nuestra comunidad tendrá el poder disfrutar viendo a este centenario aparato, cuidadosamente e ingeniosamente fabricado con materiales de excelencia. El mismo nos permite visualizar una esperanzada etapa donde el ser humano desafiaba con la técnica a la naturaleza inventando estás máquinas que daban los primeros pasos en transmisión de la imagen, actividad que ha sido quizá la de mayor significación si queremos visualizar desde la perspectiva al siglo XX.

Como toda máquina o artefacto, el uso define la verdadera utilidad para el ser humano. En este caso todo lo expresado anteriormente fue desvirtuado por su uso, implicando para nuestro Teatro el comienzo de una etapa muy sombría. Fue así que la transformación en cine – teatro de la sala sumado a una mala legislación, la desidia y el olvido por parte de dirigentes y vecinos pusieron al inmueble al borde de la piqueta en la década del 70.

Esta historia cargada de gran significación para nuestra comunidad debe hacernos reflexionar sobre la importancia de la preservación de nuestro acervo cultural y la necesaria transmisión a nuestros jóvenes y niños de testimonios de estas etapas, para que las futuras generaciones no incurran en los errores que hemos cometido en nuestra querida Argentina.

La vuelta al Teatro.

El proyector Cinemá Pathe, volvió a depositarse “triunfal” y para siempre en nuestro Teatro Español justo con el 15º aniversario de la reinauguración de la sala, celebrada el 12 de octubre de 1997, todo un simbolismo que la Asociación Española y el Instituto Cultural y Educativo del Teatro Español quieren destacar.

Breve Reseña sobre la máquina de cine. (por el Ing. Hugo Piazza)

Introducción.

Una serie de coincidencias puso en mis manos un equipo de proyección de cine mudo, sin saber que el mismo había pertenecido al Teatro Español de esta ciudad y ser el primero que contó la sala (talvez el primero que contó Azul).

Me encontraba viajando, la máquina también estaba fuera de la ciudad iniciando lo que sería un largo viaje, recibo un mensaje en mi teléfono celular de miembros de la Asociación Española de Azul. Confieso que quedé algo intrigado pues ni remotamente supuse que me buscaban por el aparato de cine.

Grande fue mi sorpresa, cuando al encontrarnos en Azul con gente de la Asociación Española me preguntaron si tenía el proyector y al contestarles afirmativamente “revivieron” como si hubiesen hallado un ser querido y perdido.

Me contaron la historia, que yo obviamente desconocía, y que nos tomó solo dos minutos para ponernos de acuerdo y que esa reliquia vuelva a Azul de su trunco viaje a E.E.U.U., asumiendo de mi parte y a título de modesto aporte para el teatro y su gente, la restauración, lo que por otra parte fue gratificante, habida cuenta de mi apasionamiento por los mecanismos y construcciones antiguas.

Investigación.

El contagio que supuso estar ante un pedazo de la historia de esta ciudad y de los albores de la Cinematografía me motivó a buscar en Internet datos del equipo y, por similitud a otro encontrado, me permitió ubicarlo en 1905. El nuestro es un proyector de producción francesa y de marca “Cinemá Pathe” Nro. 45244.

También la curiosidad me pegó y me interesé en como había sido la evolución del cine, así que en la búsqueda hallé otro dato importante: como en tantas otras cosas en esta también tuvo algo que ver Leonardo Da Vinci con el descubrimiento de la “cámara oscura”, que no es otra cosa que lo que se puede hacer en una habitación sin iluminación y solamente con una rendija abierta de la cortina de enrollar de una ventana que da a la calle.

¡Cuantos lo hemos hecho cuando fuimos chicos! Los objetos se reflejan en la pared contraria invertidos. Así nació el término “cámara” utilizado hasta la actualidad en fotografía y cinematografía.

Continué la investigación pasando por la “lámpara mágica” (una caja con una vela y unos vidrios pintados a modo de diapositivas) que entretenían a la gente en el siglo XIX.

Después vino Edison y su kinetoscopía hasta que en 1895 (pensemos que nuestro Teatro estaba en construcción para ubicarnos en tiempo y espacio) los hermanos Lumiere ofrecen el cine como lo conocemos hoy, pero mudo hasta 1927 y a partir de allí una evolución explosiva hasta la actualidad.

Descripción.

Yendo a la máquina propiamente dicha, la misma consta de un emisor de luz potente, encerrado en una caja metálica, similar a la “lámpara mágica”, pero en vez de una vela posee un arco voltaico alimentado con corriente contínua.

¿En que consiste el mismo? En dos conductores cilíndricos de grafito (que en la jerga cinematográfica se llamaban “lápices”) los que están enfrentados a cierta distancia.

Le dan corriente, salta la chispa luminosa de gran intensidad (lo que genera además calor), la que apuntada a la película proyecta su imagen sobre un telón.

La lámpara posee innumerables regulaciones construidas en bronce y acero de alta calidad de fabricación, las que permiten, ajustando y desajustando, obtener todas las posiciones imaginables, ya que “los lápices” se gastan continuamente.

Como dato curioso, esta lámpara posee los lápices con desgaste en sus puntas del día en que dio su “última función” y paró, hace un motón de décadas.

El proyector funciona a manija que hace avanzar la película cuadro a cuadro con detención, al mismo tiempo que gira en su frente un disco con tres agujeros y tres sectores tapados en sincronización.

Esto da el típico efecto del cine mudo al proyectarse la película “a golpes”. Todo va montado en una mesa plegable de roble francés.

Restauración.

Para la restauración se utilizó el criterio “en boga” en la actualidad de preservación. El mismo consiste en salvar “hasta la pintura” en la medida en que sea posible, esto es, se prioriza este concepto entre arenar y repintar.

El equipo se desarmó todo, casi pieza por pieza, lográndose rescatar la totalidad de los componentes originales, aunque primero hubo que combatir las miles de polillas que habían atacado la mesa (la que también se despiezó totalmente).

La tarea se realizó con la colaboración inestimable de los amigos, Ricardo Mauro en carpintería y Julio Bustingorry en mecánica y tareas generales, dos apasionados como el suscripto por todo lo relacionado con el pago chico.

Mensaje.

A los amantes del cine, que la disfruten apreciándola y mediten como esta contribuyó a que la actividad del cine llegue a la categoría de arte. También queda el desafío de hacerla funcionar algún día.

A los chicos, para poder mostrarles que la vida “a botones” de hoy en día (para ver un CD o un DVD, o apretando en un control remoto), proviene de un pasado de “inspiración” y “transpiración” en la que este artefacto tuvo mucho que ver.

Azul, Septiembre de 2007.